domingo, 16 de septiembre de 2012

Que es la Homilética



HOMILÉTICA
Introducción
La predicación de la Palabra de Dios se encuentra entre los privilegios más grandes confiados al hombre. Es además una de sus mayores responsabilidades.
A través de la locura de la predicación, Dios ha escogido revelarse a los hombres. Este conocimiento divino comunicado a través de la predicación, puede conducir a los hombres a la salvación eterna a través de la fe en Cristo Jesús. Es también capaz de transformarlos a la imagen y semejanza de Dios (2 Co 3:18).
Estas páginas no son en absoluto para personas que hayan recibido un entrenamiento en un seminario. Son principios básicos sencillos que intentan fundamentalmente ayudar a aquellos miles de excelentes dirigentes de la Iglesia cuyas circunstancias les han impedido la oportunidad de desarrollar sus habilidades latentes.
.
El arte de predicar es denominado frecuentemente "HOMILÉTICA", que se deriva de la palabra griega "homilia", que significa "estar en compañía de, ejemplo, conversar y comunicar".
Hechos 20:1, está basado en homileo. Veamos como es traducido en la Biblia Viviente:
"Después de haber subido, y partido el pan y comido, predicó [homileo] largamente, era el alba cuando finalmente partió".
Homilética es el estudio de todo lo relacionado con el arte de predicar un sermón. Buenos sermones (comunicación) nacen de tener una buena comunión (compañerismo).
Hay dos aspectos distintos relacionados con la predicación. Primero, el divino; segundo, el humano. ¡La homilética es el estudio del aspecto humano!
Predicar es el arte de comunicar la verdad divina a través de la personalidad humana. Un predicador es esencialmente un comunicador. Recibe la verdad de Dios y se la comunica a los demás hombres de manera efectiva.
Dios da la revelación, pero el hombre provee la presentación.
Para hacer esto de manera efectiva, tiene que aprender primero a hacer varias cosas bien.

 1.      Esperando En Dios

Primero, tiene que aprender la manera de esperar en Dios, cómo estar tranquilo delante de Su presencia y discernir Su voz cuando le hable dentro de su propio espíritu.
Todo sermón de valor comienza en el corazón y mente de Dios, que es la fuente de toda verdad. Él es el recurso de todo conocimiento. La primera tarea del predicador efectivo, es aprender a recibir los pensamientos de Dios. Nunca escuchará Su voz de manera audible.
La verdad divina destilará tranquilamente hacia el interior de su espíritu como el rocío de la mañana. El predicador con futuro, debe esperar pacientemente en la presencia de Dios para recibir Sus pensamientos y verdades preciosas que siempre desea compartir con aquellos que le buscan diligentemente.
Es bueno adquirir el hábito de pasar tiempo en la presencia de Dios. Separe una porción de cada día para entrar ante Su magna presencia y esperar pacientemente en Él. Pronto aprenderá cómo percibirlo, la cual, le hablará apaciblemente en su espíritu.
No deberíamos entrar en la presencia de Dios sólo con la idea de "conseguir un sermón". Necesitamos entrar ante Su presencia, primeramente, con el propósito de exponernos con regularidad ante Su divino escrutinio y consejo.
Precipitarnos en Su presencia con urgencia porque "necesitamos un sermón para mañana", no es ciertamente la actitud de un corazón que pueda recibir Sus maravillosas verdades. Deberíamos dar a la verdad oportunidad para que tenga su efecto sobre nosotros antes de que nos dispongamos a compartirla con los demás.
2. Estudiando La Biblia

Sería ideal que el predicador viniera delante de Dios con su Biblia en la mano. Haciendo tiempo para sentarse tranquila y pacientemente delante de Dios de esta manera. Pídale iluminación e inspiración de Su Palabra. Debe tomarse el tiempo necesario para estudiar y nunca empiese si no dedica un momento a orar para que le guie porque ciertamente El Señor hablara por usted.
En oración busque el consejo, la sabiduría e instrucciones del Señor en su Palabra a medida que extiende las páginas de la Biblia ante sus ojos en Su divina presencia.
A veces es bueno seguir un patrón regular de lectura, empezando en el sitio donde la dejó el día anterior. Esto le ayuda a recorrer la Biblia de una manera consistente, en lugar de tomar pasajes de aquí y de allá, dejando amplias porciones de las Escrituras sin leer.
En otras ocasiones, podría buscar algún impulso del Espíritu con respecto al lugar donde debería leer. De esa manera evitaría caer en la rutina.
3. Tenga Una Libreta De Notas

Es esencial que tenga una libreta de notas en la cual registre los pensamientos e ideas que le vienen a su mente en esos tiempos de quietud en los que espera la dirección de Dios. Es sorprendente lo rápido que se puede olvidar la verdad más maravillosa, si el pensamiento no es registrado mientras está fresco en su mente.
Adquiera la práctica de escribir cada pensamiento significativo que venga a su mente cuando lea las Escrituras en oración. Si un tema se lo sugiere, sígalo y profundice todo lo que pueda en su contenido. De esa manera acumulará una buena fuente de materiales aptos para sermones.
Repase el material de vez en cuando. Los pensamientos comenzarán a expandirse en su corazón. Descubrirá que algunos temas ocuparán su mente por semanas, ensanchándose de manera continua a medida que medite en ellos.
Adquiera el hábito de hablar con el Señor acerca de Su Palabra. Cuando haya cosas que usted no entienda, pida al Señor que su Espíritu Santo arroje luz sobre ellas.
Luego, aprenda a esperar tranquila y pacientemente delante de Dios a medida que dirige afablemente sus respuestas hacia el interior de su espíritu. Apúntelos tal y como le lleguen. Subraye la configuración de la verdad en su libreta de apuntes. No las confíe al poder de su memoria. Aun la mejor de las memorias tiene sus debilidades. apunte el minimo pensamiento, ese pequeño apunte puede ser el detalle que le faltaba para darle el toque a su tema a disertar.
4. Expóngase A Ser Lavado Y Limpiado Por La Palabra

Trate de evitar la actitud que procura una palabra de parte de Dios para predicar sobre ella el Sabado  por la mañana. No ande buscando siempre balas espirituales que pueda disparar a alguien más. Reconozca la necesidad primaria de su propio corazón. Deje que Dios se ocupe de su corazón a través de Su Palabra y mediante Su Espíritu. Deje que la Palabra lo lave y limpie primero que nada.
Compartir lo que Dios le ha hablado a usted sobre corrección y limpieza propia, es el mejor instrumento para un buen sermón.
Es importante que alimente su propia alma. Una de las trampas en que los predicadores pueden caer, es la de estar tan interesados en encontrar alimentos para sus congregaciones que descuidan su propio bienestar espiritual.
Este es uno de los riesgos ocupacionales del ministerio. El pensamiento fue expresado de esta manera en Cantares 1:6 "…me pusieron a guardar las viñas; y la viña que era mía, no guardé".
A veces un pastor puede estar tan ocupado en la búsqueda de la salud espiritual de su rebaño, que descuide tristemente su propio bienestar espiritual. Ésta es una de las razones principales que hacen que los ministros fracasen. Un ministro no puede arriesgarse a descuidar su propia vida espiritual.
Deje que la Palabra de Dios se arraigue en su propio corazón y espíritu. Deje que crezca fuerte en su vida y experiencia personal.
Después, cuando predique, realizará un ministerio a partir de la experiencia y la realidad, en lugar de compartir cosas que usted mismo no comprende plenamente. Usted nunca puede llevar a otros más allá del lugar al cual usted mismo no haya ido todavía.
El siguiente versículo nos enseña lo mencionado anteriormente, "El labrador, para participar de los frutos, debe trabajar primero" (2 Ti 2:6). Lo que usted planta y cosecha (en el sentido espiritual) debe ser parte de su experiencia antes de darlo a otros. Nunca debe dar lo que no ha comido. No debemos tratar de dirigir a otros por caminos que no hemos caminado.
Cuando la Palabra de Dios se encarne en su vida, entonces, se convertirá en un mensaje de Dios. No será alguien que simplemente recita sermones, sino alguien que realiza un ministerio de vida, bendición y fortaleza para las almas que lo escuchan.
DOS FALSAS IDEAS SOBRE LA HOMILÉTICA

Existen al menos dos equivocaciones comunes que la gente tiende a cometer con respecto a la homilética.
1. "Preparación Es Innecesaria"

La primera idea equivocada es pensar que la preparación es innecesaria y que indica falta de fe. La gente que acepta este punto de vista, tiende a considerar que la fe auténtica desdeña cualquier intento de preparar la mente y simplemente se coloca delante de la gente, creyendo que Dios proporcionará las palabras que tiene que hablar.
Un texto de la Escritura favorito de esta gente es el Salmo 81:10 "…abre tu boca, y yo la llenaré". ¡El contexto del salmo revela que este versículo no tiene nada que ver con la predicación! Esta tendencia a ignorar el contexto de un pasaje de la Escritura, es más típica de esta clase de persona. Indica una actitud irresponsable e ingenua. Este tipo de persona a menudo habla tales tonterías que cualquiera se da cuenta de que no proceden de Dios.
Indudablemente existe un lugar para la inspiración pero también lo hay para la preparación válida.
2. "Habilidad Humana Es suficiente"

La segunda equivocación va casi al otro extremo. En este caso, se coloca una confianza completa en la preparación y la habilidad humana. Hay poca o ninguna dependencia en el Espíritu Santo, y existe una auto confianza que es resultado del entrenamiento y de la habilidad natural.
Tal entrenamiento puede producir ciertamente una predicación muy interesante y convincente. Sin embargo, sólo la unción del Espíritu sobre el mensaje puede ministrar la vida de Dios a la audiencia.
La verdad es que un ministerio efectivo necesita tanto los aspectos divinos como los humanos. Dios puede ciertamente bendecir y ungir pensamientos por los que se ha orado diligentemente y que han sido considerados cuidadosamente.
Deje que su preparación sea saturada de una meditación intensa y de oraciones ardientes. Determine ser lo mejor que pueda pero asegúrese de que su confianza esté en Dios y no en usted mismo. Confíe siempre en Él para su unción y bendiciones espirituales en su predicación.

 CUATRO ASPECTOS DE LA HOMILÉTICA

Hay cuatro áreas principales con las que la homilética está relacionada:
1.      Concepto

Esto tiene que ver con la obtención del tema original para el mensaje. Es el arte de conocer cómo recibir un mensaje de Dios. Se refiere a la manera de obtener la idea y el tema inicial para un sermón.
Frecuentemente, la semilla de un pensamiento es sembrada en la mente y puede permanecer ahí durante meses antes de que se desarrolle al tamaño y a la proporción necesaria para ser compartida con otros. A través de la experiencia, uno puede desarrollar la capacidad para reconocer una línea de verdad que se puede compartir convenientemente con el pueblo de Dios.
A medida que usted medita en la Palabra, emerge una iluminación interna de un aspecto particular. Algo repentinamente cobra luz en usted. Casi parece saltar desde la página. Una sensación de excitación emerge en su interior. ¡Es como si usted hubiera descubierto una enorme pepita de oro!
¡Apenas puede esperar a examinarla para averiguar su valor!
2. Composición

Tras recibir inspiración sobre una verdad concreta, usted tiene que empezar a analizar la manera de descubrir todo lo que la verdad contiene. Su libro de notas cobra aquí una especial importancia. Cuando medite en oración, escriba cuidadosamente cada pensamiento que le venga a la mente.
En esta fase, puede usted simplemente hacer una lista de cada idea que el tema le sugiera. Manténganse en él hasta que sientan que ha agotado el tema y descubierto cada área de verdad posible contenida en su tema.
No se preocupe por la claridad y el orden en esta fase. Frecuentemente es necesario escribir muy deprisa para mantenerse al unísono con el brote de inspiración que está consiguiendo. Asegúrese de que está escribiendo todo en el papel. Más tarde puede clarificarlo.
3. Construcción

Una vez que haya analizado meticulosamente todo el material de su tema y haya tomado notas de cada aspecto de la verdad que se puede encontrar en el, tiene que empezar luego a reunir aquellos pensamientos de una manera ordenada.
Esto es esencial para que pueda usted dar más consideración en oración al tema.
Colocar el material en alguna clase de orden consecutivo le ayudará enormemente en este aspecto. También le ayudará mucho en su presentación del tema a otros. El compartir una progresión de pensamientos en forma desarrollada, ayuda a otros a comprender y seguir su línea de razonamiento. Si su presentación no mantiene la debida secuencia en las ideas, de seguro que la gente tendrá dificultad en comprender su mensaje.
Haga la construcción del sermón tan simple como le sea posible, a fin de que su audiencia pueda captarlo con facilidad.
Ésta es la esencia de la construcción del sermón. Es muy importante para cada predicador desarrollar esto. 

4. Comunicación

Por último, llegamos a la presentación del mensaje:
• La comunicación clara y efectiva de la verdad
• Cómo presentar su tema de una manera que cautive las mentes de sus oyentes
• La manera de desarrollar sus pensamientos de una forma tan ordenada que su audiencia pueda seguir con facilidad la línea de verdad que usted procura comunicar
• Cómo motivar a sus oyentes hacia las acciones apropiadas, ya que, debemos ser "hacedores de la palabra y no oidores solamente" (Stg 1:22).
Estos conceptos comprenden los aspectos esenciales de la preparación de un sermón. Nos ocuparemos de cada uno de ellos a plenitud más adelante en este estudio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario