PREDICA LA PALABRA CON AUTORIDAD
“Cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se
admiraba de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no
como los escribas”.
Mateo 7:28-29
El más grande y
famoso sermón jamás predicado, el Sermón del Monte, dejó impresionados y
atónitos a los que lo escucharon. El Señor Jesús dejó a la audiencia en un
prolongado asombro, por lo que decía y cómo lo decía.
Lucas 4:32 nos
dice lo siguiente: “Y se admiraban de su
doctrina, porque su palabra era con autoridad”.
Autoridad,
no autoritarismo
Predicar con
autoridad, no es fácilmente comprendido por la gran mayoría. Algunos confunden
la palabra autoridad con autoritarismo. Tener autoridad no es tener el control,
ni es tener influencia sobre las personas ni usar de la manipulación.
El Apóstol Pedro
amonesta a los predicadores que cuando prediquemos la palabra lo hagamos “no
como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo
ejemplos de la grey”. (1 Pedro 5:3) Pero, ¿qué quiere decir hablar con
autoridad? Para ello, son indispensables los siguientes elementos:
1. Conocer a Cristo y haber tenido una experiencia
personal con él.
2. Predica como un Mensajero del Señor.
Conocer
a Cristo
La autoridad que
se adquiere por medio de la experiencia personal es algo incomparable. La
experiencia personal fue un elemento importante para que los Apóstoles tuvieran
una enorme autoridad al presentar el mensaje, Pablo nos dice en
2.
Cor. 4:13
“Pero
teniendo el mismo espíritu de fe, conforme
a lo que está escrito: Creí, por lo cual hablé, nosotros también creemos, por lo cual también hablamos”.
a lo que está escrito: Creí, por lo cual hablé, nosotros también creemos, por lo cual también hablamos”.
Ellos conocían a
Cristo y habían tenido una experiencia personal con él. Habían sido testigos
oculares de la Gloria de Cristo. Y a pesar de las circunstancias adversas que
muchas veces tuvieron que enfrentar, nunca se amedrentaron, sino que con más
valentía y autoridad hablaban de Cristo. Solamente ponle atención a las
palabras del Apóstol Pedro:
“Porque
no os hemos dado a conocer el poder y la
venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad”. 2 Pedro 1:16
venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad”. 2 Pedro 1:16
Sin este elemento,
es imposible ser un predicador de la Palabra de Dios y mucho menos poder
presentar el mensaje con autoridad. ¡Debemos anhelar cada día estar
contemplando su hermosura y majestad!
Predica
Como Un Mensajero Del Señor
No se puede
predicar con autoridad sobre lo que no se cree personalmente con todo el
corazón. La Biblia es la Palabra de Dios, es por ello que podemos predicarla
con autoridad. La autoridad de Cristo Jesús consistía en que “Él predicaba las
Sagradas Escrituras”.
Nuestra autoridad
radica en Dios y no en nosotros. Cada predicador es un mensajero del
Señor, debemos hablar como sus mensajeros y decir con plena certeza: “Así
dice el Señor”. Nosotros declaramos las palabras de Cristo y no las
nuestras. Dios te ha puesto donde tú estás para declarar ciertas cosas, eres un
hombre comisionado y bajo autoridad. Siempre debes saber que vienes a tu
congregación como un mensajero enviado y no como uno que viene a mandar esa
es la visión que muchos pastores de nuestra iglesia no han tomado en cuenta.
Es importantísimo
tomar en cuenta que, al predicar la palabra del Dios, estamos al igual que un
alma rogándole a otra: “Reconcíliate con Dios” (2.Co. 5:20).
Recuerda, esta
cualidad no es para abusar del rebaño del Señor, es para declarar el mensaje
que nos ha sido encomendado. Lo que sorprendió a la multitud más sobre la
enseñanza de Jesús era que hablaba con autoridad ( Mateo 7:28,29). No es que el predicador sea infalible, el predicador no es
infalible, sino porque Dios habla a través de él, haciendo afirmaciones
sobre la vida de las personas, declarando la verdad con valentía, asumiendo
posiciones valientes donde los demás se encogen de miedo.
Que Dios continúe
bendiciendo tu vida y ministerio.
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