domingo, 16 de septiembre de 2012

Preparando su Material



                                                     PREPARACIÓN DE SU MATERIAL

Después de haber encontrado un pasaje conveniente y apropiado, ocúpese de él: 

1.      Esté Abierto

Deje a un lado sus ideas preconcebidas sobre el tema. Abra su mente y aparte los prejuicios que tenga para recibir y atender algo nuevo.
Alguien ha dicho que si realmente queremos crecer espiritualmente, tenemos que leer todas las partes de la Biblia que nunca hemos subrayado.
Muchas veces establecemos conceptos firmemente y tenemos la tendencia de ver solamente aquellas cosas que confirman lo que ya creemos. Sin embargo, es vital que nos alleguemos a la Palabra de Dios sincera y honestamente. No haga que la Palabra de Dios sea nula o inefectiva porque su tradición religiosa haya cerrado su mente a cualquier otra cosa que no sea lo que usted crea al presente.
Ciertamente usted no tiene la suma total de todo el conocimiento que Dios desee impartirle. Esté dispuesto a aprender cualquier nueva verdad que Dios tenga disponible para compartir con usted.

2.      Investíguelo A Fondo

Analice El Pasaje. ¡Interróguelo! Tómelo aparte y examínelo a fondo. Haga esto con una mente abierta al Espíritu Santo. Anticipe la adquisición de una revelación fresca de parte de Dios. Espere discernir las verdades que nunca antes percibió.
La palabra de Dios es como una mina de oro, cuanto más profundo cava, más ricos depósitos de minerales descubrirá.
Muchas personas se contentan con excavar en la superficie. Sus conclusiones son siempre superficiales. Pueden compartir sólo lo que otros ya conocen.
Un secreto de la enseñanza efectiva es investigar aquellas áreas de la verdad que no se le han ocurrido con anterioridad a la gente. De esta manera, usted puede compartir una verdad nueva y estimulante con ellos.

3. Analícelo De Manera Original

No deje que su mente se quede en las líneas que usted ha creado. Confíe en el Espíritu Santo para que ilumine su mente. Estoy seguro de que Él compartirá algo con usted que no había conocido con anterioridad.
Compruébelo con el resto de la Biblia. Ninguna "verdad" contradice el cuerpo total de verdad revelada en las Escrituras.
Compruébelo también con un amigo predicador. Uno que sepa más que usted acerca de la Biblia, y no alguien que siempre esté de acuerdo con su manera de opinar.
No tenga miedo de tener algún pensamiento original. Deje que el viento del Espíritu aparte con Su soplo las telarañas de su mente. 

3.      Aproxímesele De Forma Creativa

Dios Es Un Creador. Su Palabra es una palabra creativa. Todo lo que Dios hizo, lo creó con el poder de su Palabra. No debemos limitarla nunca. Es todavía creativa y poderosa. Cuando se le permite obrar en los corazones redimidos, ésta crea y transforma.
Esté siempre consciente del potencial creativo de la palabra de Dios. Manéjelo con una actitud de fe y esperanza. Tenga siempre en mente que está lleno de capacidad creativa.
Tiene mucha más energía y posibilidad de la que usted nunca llegará a entender. Es siempre capaz de producir mucho más de lo que usted puede comprender.
Recuerde que es una Palabra milagrosa. Dios está en Su Palabra. Su genio creativo se encuentra en ella. Su ministerio deberá dirigirse hacia la liberación de esa capacidad creativa en la vida de sus oyentes. 

4.      Trátelo De Manera Constructiva

Recuerde que usted está colaborando con Dios. Está involucrado en edificar algo, no en destruirlo. Su tarea, bajo la dirección de Dios, es edificar el cuerpo de Cristo. Por lo tanto, sus mensajes deberán ser constructivos y no destructivos.
A veces su énfasis puede ser muy inquisidor. La palabra que predica puede llevar convicción al corazón de sus oyentes y como consecuencia al arrepentimiento. Su reacción puede ser una de gran dolor, pesar o llanto, por haber pecado contra Dios. Es vital que usted no los deje en tal estado.
Considere a Esdras y Nehemías (Neh 8:5-12). Dios había entregado una palabra muy seria a los judíos que habían vuelto del exilio.
A medida que oían la exposición de la Ley, se dieron cuenta de lo lejos que se habían apartado durante los años del exilio. Esto les hizo llorar e inclinar sus rostros a tierra en arrepentimiento. Los profetas les permitieron hacer esto por un tiempo, pero luego interrumpieron su llanto y lamento, colocaron al pueblo sobre sus pies de nuevo y dijeron: "...Id... comed... y bebed... no os entristezcáis, porque el gozo de Jehová es vuestra fortaleza" (v 10).
No esté trayendo a la gente bajo condenación constantemente. Su meta final debe ser verlos edificados, fortalecidos y firmes. Para lograr esto deberá ministrarles de manera constructiva. 

1.      Comparativamente

La Escritura tiene que ser comparada con la Escritura. Tiene que ser interpretada siempre dentro del contexto total de la Biblia. Esto requiere madurez de comprensión de toda la Biblia. Deberá de estudiarla de manera consistente: "para mostrarse aprobado ante Dios, un obrero que no tiene de qué avergonzarse, que aplica la palabra de verdad correctamente dividida" (2 Ti 2:15, parafraseado).

Conclúyalo De Manera Práctica.

Toda predicación y enseñanza efectiva, sobre la Biblia, tiene que tener una conclusión y aplicación prácticas. El ministerio no está meramente para informar a la mente, sino más bien para formar las vidas. Usted siempre deberá tener una conclusión práctica que hacer.
Sugiera a su auditorio alguna respuesta significativa que ellos puedan dar a la palabra que usted les ha expuesto.  


  LA ENTREGA DEL MENSAJE EXPOSITIVO


1. Abra Su Biblia En El Pasaje Apropiado

Haga que su congregación se vuelva al pasaje apropiado de la Biblia.
2. Lea El Pasaje En Voz Alta

Si planea exponer un capítulo en particular, léalo. Quizá la congregación pueda participar en la lectura leyendo cada uno un versículo o dos.
3. Presente Su Tema

Explique como va a tratarlo. Presente su propósito e intenciones, de manera que la gente pueda cooperar con usted. Entonces, comprenderán hacia donde se dirige y podrán caminar a su lado.
4. Lea El Pasaje En Voz Alta Otra Vez

Usted puede decidir entonces leerlo todo otra vez, un versículo a la vez, haciendo un comentario sobre cada uno.
 

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